La aparición del repilo en los olivares no es fortuita. Se relaciona íntimamente con diversos factores que pueden debilitar la planta y facilitar la propagación del hongo responsable de la enfermedad.
Estrés nutricional y sus efectos
La salud general del olivo se ve notablemente afectada por su nutrición. Un árbol mal nutrido está en mayor riesgo de sufrir infecciones.
Deficiencia de potasio
La falta de potasio es un factor decisivo que puede predisponer a los olivos a enfermedades. Este nutriente es esencial para la resistencia a patógenos y su carencia genera debilidad en la planta.
Exceso de nitrógeno
Por otro lado, un exceso de nitrógeno también es perjudicial. Si bien este elemento es necesario para el crecimiento, su acumulación puede resultar en un crecimiento desmedido de hojas que, a su vez, disminuye la resistencia general del árbol.
Condiciones climáticas adversas
El entorno donde se cultivan los olivos debe ser adecuado para evitar el desarrollo de enfermedades. Las condiciones climáticas juegan un papel crucial en la infección por repilo.
Humedad y lluvias intensas
Las altas tasas de humedad y las lluvias intensas crean un ambiente propicio para la propagación del hongo, favoreciendo su desarrollo y aumentando la incidencia de la enfermedad.
Poda inadecuada
Finalmente, una poda que no se realice de forma óptima puede resultar en densidades de follaje que limitan la circulación de aire. Esto propicia la acumulación de humedad y, por ende, la expansión del hongo.