Hongos en las plantas

La práctica totalidad de los seres vivos de nuestro planeta sufren enfermedades causadas por diversos tipos de microorganismos, los más destacados son las bacterias, los virus, y los hongos. Las personas y animales sufrimos más las bacterias y virus, pero en cambio las plantas son más fácilmente atacadas por los hongos.

En el caso de las plantas, existen varios hongos con capacidad para atacar a una gran diversidad de plantas, tanto cultivos agrícolas, como jardines, bosques, invernaderos, plantas de interior, etc., y otros que son más específicos de alguna especie vegetal concreta. Tanto unos como otros, causan enfermedades a las plantas que pueden en muchos casos llegar a causarles la muerte.

En este artículo vamos a centrarnos en dar consejos para prevenir y controlar los hongos de las plantas, jardines, plantas de interior, y de los pequeños huertos particulares, ya que aunque los daños y síntomas que pueden causar son en muchos casos similares a los que producen en los cultivos agrícolas, la forma de tratarlos y controlarlos es distinta en muchos casos, pues los productos fitosanitarios profesionales no deben ser comercializados ni empleados por los no profesionales (hasta hace pocos años, existía poco control sobre la venta de productos profesionales agrícolas, pero actualmente su compra y uso está restringida por las autoridades a usuarios profesionales).

Existen productos que son una buena alternativa registrada y autorizada para uso doméstico, o jardinería exterior doméstica, que combinados con un buen manejo de las plantas, consiguen que nuestras plantas estén sanas, fuertes y vigorosas, evitando así desarrollar enfermedades graves generadas por los hongos de las plantas. De todo ello, hablaremos más adelante…

Los hongos están por todas partes, sus esporas que son como sus semillas son microscópicas y son transportadas habitualmente por el viento, insectos, pájaros, personas, etc… de unas plantas a otras, y cuando se dan las condiciones atmosféricas y ambientales adecuadas para cada tipo de hongo, comienzan su multiplicación sobre un huésped, que en este caso no es otro, que nuestras plantas.

Como norma general, diremos que los hongos necesitan para multiplicarse unos niveles medio-altos de humedad y temperaturas suaves, aunque hay hongos adaptados a temperaturas frías y otros adaptados a temperaturas cálidas.

Muchos hongos no llegan a verse nunca pues son microscópicos (aunque podemos ver los daños y síntomas que producen en las plantas, pero no a los propios hongos), y otros en cambio al reproducirse y crecer en tamaño, llegan a verse en forma de filamentos, pignidios, y órganos de fructificación, por ejemplo como el llamado hongo blanco de las plantas que nos es otro que el oídio en el que vemos su micelios cuando el nivel de ataque es ya elevado, o las pústulas de la roya que son sus órganos de fructificación.

Existen más de 100.000 tipos de hongos distintos. No todos son malos ni causan enfermedades. Algunos son incluso muy beneficiosos al servir de ayuda al sistema inmunológico de personas y animales, otros sirven de alimento como las setas o levaduras de cerveza que son hongos comestibles, incluso los hay anticancerígenos, anti bacterias (como el penicilium, de donde se obtiene la penicilina), o hongos fungicidas que sirven para combatir otros hongos. También existen hongos que crean una relación simbiótica con las raíces de las plantas como las micorrizas que les ayudan a obtener mayores cantidades de agua y nutrientes del suelo. Como vemos los hongos presentan una gran variedad y son muy útiles, la mala noticia es que también existen más de 10.000 tipos de hongos que pueden producir enfermedades a las plantas. Vamos a hablar de ellos: